LA VIDA A PASO ORDINARIO
Puedes ser forofo del credo y la imaginaria, ateo convencido o llevar el nihilismo en la sangre; en la Semana Santa de Totana siempre encontrarás un hueco donde aprovecharte de la vida, que para eso te levantas cada día. Solo hace falta conocer y exprimir sus particulares facetas. He aquí una pequeña guía propedéutica:
Para el formal: Si tu filia va de tronos, tambores y procesiones, encontrarás la Pasión rondando el centro ciudad a hombros de los costaleros, envueltos en la solemnidad propia de este rito eclesiástico del que participan cientos de nazarenos y que da sentido a esta fiesta. Es una manera tranquila de vivir la Semana Santa y acercarse a las costumbres de un país laico de tradición cristiana como el nuestro.
Para el no formal: Si por el contrario eres de los que disfrutan bebiendo algo al sol y charlando con tus iguales, tu sitio está alrededor de las numerosas barras de bar instaladas ex profeso para gente como tú. El precio de las consumiciones es módico y el servicio agradable, aunque a veces cueste meter el codo para pedir y las cañas vayan servidas en plástico y algo pasadas de espuma.
Para el informal: ¡Quién tiene un amigo tiene un tesoro! y si tiene casa en el centro… más. La exaltación de la amistad adquiere en Semana Santa un valor especial, expuesta en mesas repletas de productos típicos de estas fechas y casas particulares abiertas a los amigos y la familia con el único fin de compartir el luto –brillo o mate- y escribir otro buen momento en nuestras biografías.
Puedes elegir el modo que más te guste para vivir nuestra Easter particular, o una combinación de todos ellos. Eso sí, recuerda que aunque las mejores historias se escriben en días a priori comunes, Semana Santa es un momento propicio para historias especiales. Por eso mejor estar aquí que en cualquier otro lugar; por eso en Semana Santa, mejor Vivir en Totana.
Fuente fotografía: Rutamur: procesiones en Totana
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