Momentos cumbre
Sierra Espuña es un poco coma la vida. Excepto en aquello de playa y montaña. Porque en Sierra Espuña básicamente hay montaña, aunque desde ciertas cimas se puede intuir el azul del mar si el día anterior ha llovido y amanece soleado.
Digo que es como la vida.
Vaya.
Porque como la vida, tiene carreteras asfaltadas muy fáciles de transitar, con muchos accesos, señalizadas, por donde va cualquiera, con rampas poco empinadas y curvas sencillas de girar. Son aburridas, demasiado concurridas, sin mucho que ofrecer. Nada nuevo.
Luego están los caminos de tierra. Suelen ser anchos, algo bacheados por las raíces de los pinos que secundan el arcén, marcadas con viejos surcos de rueda de otra gente que ya pasó por allí, haciendo del camino una ruta poco vistosa. Moverse por estos caminos empieza a ser interesante, porque llegan a lugares donde no lo hace el asfalto, pero nunca te llevarán hasta las mejores cimas.
No.
Las mejores cimas se guardan con sendas pequeñas muy poco transitadas. Autopistas del silencio en las que apenas cabe una o dos personas y que siempre ascienden en zigzag. Solo a través de ellas encontraréis lo verdaderamente importante, lo alto, los mejores paisajes, las vistas eternas. La vida en todo lo suyo.
Y así es como se sube a Las Cunas, cima-espectáculo de nuestro parque natural.
Si os apetece un rato de calma, un lugar diferente o una foto que guardar, detrás del antiguo repetidor de televisión del Collado Bermejo nace la senda que os acercará a este enclave privilegiado.
La subida es complicada. A medio camino la senda desaparece y tomar la buena dirección es un enigma en clave de mojón mal definido y complicado de interpretar. Estad atentos, porque si de algo podéis estar seguros en esta marcha, es que cada mojón lleva al siguiente; solo hay que saber mirar ladera arriba.
El ascenso con paciencia, sin prisa; es lo más recomendable. No desistáis si el rumbo es dudoso o notáis que os falta el oxígeno. En la vida no siempre se camina con certeza y la respiración entrecortada es lo normal para momentos cumbre.
Y os puedo asegurar que merece la pena.
Nos vemos en la cima.
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